domingo, 21 de octubre de 2007

Salvación

Hacía aguas desde el principio, no lo pude evitar o no quise evitarlo, siempre estamos a varios kilómetros de distancia, a pesar que eres mi vecino. Hace tiempo supe que la única manera de terminar esto era poniendo tierra de por medio y en el fondo no me he equivocado, hay un acantilado entre tu y yo, insalvable, el puente se lo llevó la inundación.
No se si merece la pena que luchemos por lo nuestro, si es que alguna vez hubo algo nuestro. Hacer un esfuerzo por ti es hacer demasiado. Ayer me di cuenta que hace ya más de un mes que no te veo, que no hablo contigo, que no te leo, que no recibo mensajes tuyos y no te eché de menos pero en el fondo te necesito y quiero que vengas conmigo a ver llover en el mar.
Supongo que tendremos que esperar que cierren las heridas y volver a ser simplemente tú y yo, sin circunstancias, sin perjuicios, sin deseos y sin memoria, sin tirarnos los trapos sucios a la cara. No quiero volver a intentarlo, sólo deseo que sea así, que un día, de repente, nos despertemos sin rencor, que el lugar, espacio y tiempo sea el mismo, que no sea un esfuerzo mirarte y hablarte.

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