viernes, 17 de febrero de 2012

De tigres y túnicas

Llegó el atardecer y con él la gélida noche. Tengo los dedos azules y un extraño temblor no deja mi cuerpo quieto. Ha vuelto a entrar, lo siento dentro de mi, siento esa sombra que me cubre, que me ciega. Y quiero morir. Cada vez estoy más convencida que la única manera de salir de aquí es agarrada a la guadaña. ¿Dónde está mi tigre? Quiero sentir su aliento, quiero dormir bajo su peso, que sus garras me arañen, me destrocen, quiero encontrar la muerte entre sus poderosas pezuñas. Vuelvo a desvelar mi propia naturaleza, mi soledad. No hay nadie a mi alrededor, completamente sola en este desierto con mar. Por favor que alguien venga a ayudarme. Por favor tigre ven a matarme.